miércoles, 20 de febrero de 2013

HAIKU





Haiku (Franco Battiato)

Sentado debajo de un árbol a meditar
me veía inmóvil danzar con el tiempo
como un hilo de hierba
que se inclina a la brisa de mayo
o a su intemperie.

Al rocío que se posa sobre las flores
cuando se anuncia el otoño
me parezco
yo que debo desaparecer
y querría
suspenderme en la nada
reducirme
y devenir nada. 


miércoles, 13 de febrero de 2013

LUIS CARDEI


(1944 - 2000)



COSAS OLVIDADAS (A. Rodio; J. M. Contursi)





VENTANITA DE ARRABAL (A. Scatasso; P. Contursi)





PEDACITO DE CIELO (E. Francini, H. Stamponi; H. Expósito)











miércoles, 6 de febrero de 2013

HIGINIO MENA POR JOSÉ CARBAJAL




Padrino Sardo




Natural de Alsinara, mi padrino
fue albañil, desertor, pintor de barcos

—Cuando des con gente gente, hacete amigo
me decía y empinaba el frasco.
Munido de un espejito y un puñal
se iba afeitando por entre los trebejos,
había cazado toros y diosas de mar
en otra vida, cuando era pendejo.

De vez en cuando iba a Ensenada
montao en su bicicleta
a ver a la florista Doña Carla,
la viuda de las grandes tetas.

Era abundante la señora,
vestía siempre de negro
y tenía unas manos y una piel
y un olor a jazmines y otro a incienso
y te miraba con esos ojazos
que te dejaban sin aliento.

Una vez fuimos juntos a visitarla
pedaleando como sotretas,
ella salió contenta y me miraba
y yo le olía el percal de la pollera.

Vuelvo a ver el sol en los sauzales
poblados de caraos y cigüeñas,
la crin al viento y las grupas humeantes
quebrando espumas, retozar las yeguas.
Padrino me habla de la noble idea,
alumbra más que Rigel y que Aldebarán,
tiene el color de todas las banderas
y de los pueblos y las patrias que hay.

Un día salió para Ensenada
empilchado como pa' un casorio,
murió en su ley, en brazos de su dama,
todavía se acuerdan del velorio.
Había del puerto y había de la destilería
gente que saludaba mi padrino,
había un caballo con un policía arriba
y un perro triste que cuidaba el vino
y Doña Carla hablando del gran día cuando ella y él
juntaran para siempre sus destinos.

Era abundante la señora
y vestía siempre de negro
y tenía unas manos y una piel
y un olor a jazmines y otro a incienso
y me miraba con esos ojazos
y yo le olía el percal de la pollera.





Blues de los pequeños deshollinadores



¿Te acuerdas de los turcos vendedores de madapolán
y de los muñecos de trapo quemados la noche de San Juan?
¿Te acuerdas de los pequeños deshollinadores y de los negros candomberos
y de mí que en las tardes de lluvia detrás de los vidrios miraba el paisaje caído en la zanja?

¿Te acuerdas del muro del día,
escalado, ardido, mordido como una fruta?
¿Te acuerdas de María Celeste?
Pues María Celeste es hoy una prostituta.

¿Te acuerdas de la tienda fresca, violeta, rosa, y el torcido verde farol?
¿Te acuerdas de Juan el broncero?
Pues Juan el broncero es hoy un ladrón.

¿Te acuerdas de los pequeños deshollinadores oscuros, oscuros?
Pues hoy los pequeños deshollinadores
son hombres maduros
que gritan en las cantinas,
escupen polvo en las negras fábricas
y aguardan las yiras fugaces en los baldíos
y en las esquinas.





La perrera



El verano traía desde el olvido
la siesta y el zumbido quemante de la miel
y era en vano mirar hacia el camino
buscando otro destino detrás del terraplén.
El sudor brillándole en la cara,
el Lolo campaneaba los hornos del Cañón
y a su lado batalleaba Doce Pesos
haciéndole el amor a su robusto hembrón.

¡Truco! ¡Quiero! Meterse en ese aujero
y entre mate y mate un Fontanares,
el Rodilla castigando el bandoneón
y el Matingo, gorra y jeta de gringo,
entonaba una canción que partía el corazón.

¡Cha qué fría que está el agua llovida!
—Muchacho, andá a lavarte la mugre en el bidón.
—No me grite, meviágarrar la gripe...
—¡Te viá cortar la lengua, mocoso rezongón!
Los milicos para las efemérides
desfilaban los nueve, el cabo y el tambor.
—¡Media vuelta pa'l lao de la farmacia!

¡Viva la democracia!, saluden al doctor.
Luego, el cura me decía: ¡Caradura!,
mañana los pecados te me vas a lavar,
me esperaba en el confesionario
mas yo, abajo de un álamo, miraba el río pasar.

¡Truco! ¡Quiero! Meterse en ese aujero
y entre mate y mate un Fontanares,
el Rodilla castigando el bandoneón
y el Matingo, gorra y jeta de gringo,
entonaba una canción que partía el corazón.

Este cuento que así nomás te cuento
acaso no tendría ningún triste final,
si no fuera que viene la perrera
y adiós los perros sueltos, lastimosa verdad.
Por eso no hagas caso del hueso
y la red, que en la otra mano trae un rostro cordial.
Si el que chifla es un ñato de uniforme,
aunque sea un hueso enorme, no lo toqués, rajá.

¡Truco! ¡Quiero! Meterse en ese aujero
y entre mate y mate un Fontanares,
el Rodilla castigando el bandoneón
y el Matingo, con su facha de gringo,
nos metía una canción que nos partía el corazón.






Bailongo de Alcasotro



Hay una casa allá, entre la arboleda,
donde vive el Perico Alcasotro,
navegando sobre siete pilares,
la acorralan despacio los agostos.
Las aguas grávidas de la creciente
le traen de vez en cuando los despojos
de alguna lancha de contrabandistas.
Es un misterio la vida de Alcasotro.

Ya se lo puede ver calafateando
alguna embarcación por los canales
con la espátula haciendo maravillas,
la pipa entre la boca desdentada
y la camisa manchada de aceite
y la ansiedad mordida por los vientos.
Rachas de eternidad son sus silencios.
Hachas de un sol bestial matan su cara.

Dicen que dio una vez la vuelta al mundo
y, otra vez, se cargó cuatro gendarmes,
cosa triste de ver que cierta gente
no hable bien de quien hizo algo importante.
¡Carajo!, no hay más ley que la de abajo,
sólo la ley del pobre al pobre abriga
y el que anda en malas con los retobados
es que anda en buenas con la policía.

Cuando el tano le da a la verdulera,
a él le gusta bailar con la Celina,
esa mañana de invierno o de primavera
toda la isla entera se endominga.
Cuando su boina viene a los chinchorros
se arman grandes fritangas populares,
crece un humo violento de chupines
que hace de surubíes y de bagres.

Tarde, apagado ya su sol de noche,
se duerme entre sus gatos y sus perros
y su casa navega intensamente
como nave de sombra en los sauzales.
Tras su bote, borrachas, las anguilas
dicen que van bailando en el verano
mientras su pipa allá en el mediodía
va timoneando en pavor de los caraos.



lunes, 4 de febrero de 2013

PITUFO LOMBARDO


Bien de al lado





Murga madre





ABC (con Liliana Herrero)





El loco (con Fernando Cabrera)





Rocanrol