miércoles, 22 de mayo de 2013

FORNICACIÓN


Desde L'ombrello e la macchina da cucire (1995) las letras de las canciones de Battiato están escritas a medias con el filósofo siciliano Manlio Sgalambro. Fornicazione es uno de los temas de ese disco que inicia una etapa nueva en la obra de Battiato.




(Franco Battiato, Manlio Sgalambro, 1995)

Fornicamos mientras las flores se abrían
a la mañana y de nosotros obtuvimos placer,
sí, uno del otro.

Entonces mi mente se iba,
seguía las huellas de las cosas que pensaba.
Una musiquita osada me oprimía
los huesos del tórax.
Y el deseo de sostener
tus dedos tiernos.

Libe.

Querría entre jaculatorias de versos expirar
—y rosarios compuestos de gajos de naranja,
y el aire del mar,
y el olor putrefacto de un viejo puerto,
y como pescado podrido pudrirme.

Libre.























jueves, 16 de mayo de 2013

VISIÓN

Lo que sigue es una visión relatada en primera persona por la mística alemana Hildegard von Bingen (1098-1179) junto con su ilustración. Después de la visión, una de sus canciones litúrgicas.





Vi como un gran monte que tenía el color del hierro, y en su cima estaba sentado un ser de tanta claridad que reverberaba mi rostro. Desde cada uno de sus costados se extendía una suave sombra, como un ala de una longitud y anchura admirables. Y delante de él, al pie de ese monte estaba una imagen llena de ojos en la que, a causa de aquellos ojos, no era capaz de discernir forma humana. Y delante de ella estaba otra imagen de niño vestida con una túnica pálida pero con calzado blanco, y sobre su cabeza descendía tanta claridad del que estaba sentado en la cima del monte, que no pude ver su rostro. Pero del que estaba sentado en la cima del monte salían multitud de centellas vivas que volaban alrededor de aquellas imágenes con una gran dulzura. En este mismo monte se veían muchas pequeñas ventanas en las que aparecían las cabezas de los hombres, unas blancas y otras pálidas

(Visiones, Parte primera, Visión primera)



Cum processit factura digiti Dei
Cuando la obra del dedo de Dios (Antífona para la Virgen)




Cum processit factura digiti Dei,   /Cuando la obra del dedo de Dios 
formata ad imaginem Dei              /formada a imagen de Dios
in ortu mixti sanguinis                  /se hizo en el nacimiento por la mezcla de sangres
per peregrinationem casus Ade,   /en el exilio desde la caída de Adán,
elementa susceperunt                  /los elementos recobraron
gaudia in te,                                 /en ti el gozo,
o laudibilis Maria,                         /oh María, digna de alabanza,
celo rutilante                                /en el rutilante cielo
et in laudibus sonante.                /mientras resuenan las laudes.



sábado, 11 de mayo de 2013

CONSECUENCIA Y CIRCUNSTANCIA




Atengámonos a las consecuencias. Pues tan sólo las consecuencias de un problema, sus repercusiones en el ámbito humano, pueden tener importancia para nuestro interés. No hay, evidentemente, problema que no responda a algún tipo de pregunta abstracta. Pero no hay pregunta abstracta que no responda, a su vez, a una necesidad de urgencia. La intuición que precede a un desarrollo abstractivo y sistemático es la misma antes y después del desarrollo, y es ella -la intuición- la que constituye nuestra propia problematicidad como intuición vital, como intuición consecuente. Así, atenerse a las consecuencias se reduce a ser consecuente consigo mismo. La consecuencia, lo que resulta de un problema, sus raíces hacia diversas latitudes prolongadas, es lo que nos importa, aquello que hace que seamos consecuentes con la pregunta que nos dirigimos, aquello que repercute profundamente en nuestro modo de vivir. Lo cual equivale a afirmar que los sistemas, en tanto instituciones abstractas de tipo general, no pueden interesarnos nunca y que solamente removerán nuestro interés cuando sean consecuentes con la intuición inicial que los produce. En otras palabras: un sistema filosófico solamente puede adquirir vivacidad propia si enraiza en las cuestiones fundamentales que cada hombre, en cierto momento de la historia, se dirige a sí mismo, aunque la intuición que adquiera de su situación permanezca vagamente definida.
Solamente se entiende la consecuencia por la circunstancia. De ahí que todo nuestro interés se dirija a la circunstancia para plantearla con claridad, de frente y sin rodeos, para descubrir lo consecuente o lo inconsecuente de su situación.

(fragmento de Sentido de la presencia, ensayos de Ramón Xirau, 1953)



jueves, 2 de mayo de 2013

ZEN 1, ZEN 2




La invitación es a la Feria del Libro de Buenos Aires. En el stand de Bajo la luna, el sábado 4 y el jueves 9 de mayo a las 18 hs., Alberto Silva va a estar presentando los dos primeros tomos de su Zen. El primero lleva como subtítulo "Ruta hacia Occidente" y el segundo "¿Qué decimos cuando decimos experiencia?". Una breve reseña de los dos libros hecha por Pablo Gianera se puede leer siguiendo el link: 



























A continuación, un fragmento de la Introducción al tomo 1:


ZEN ES UN PENSAR, UN COMPRENDER Y UN HACER

En su conjunto, este libro anuncia que el Zen es un pensar (denken, en palabras de Martin Heidegger) y al mismo tiempo un comprender (verstehen), ambos en el contexto y en el seno de un hacer, de una práctica, cosa que (sea dicho con todo respeto) el muy visionario Heidegger no llegó a plantearse nunca de forma resuelta.

Vale la pena detenerse en estas palabras.
-El Zen se presenta como un pensar: no consiste en filosofía, teología o metafísica. Constituye algo así como el recuerdo de un hecho inicial y un retorno a lo aún impensado. Algo a punto de suceder y que al fin acontece, una y otra vez. Algo que ocurre inmóvil, en silencio, que dice y se dice en un hablar lo nuevo, una y otra vez, de nuevo.
-Por otra parte, el Zen se sitúa en Japón. En este libro se parte de la base de que "Japón" es al Zen lo que "Grecia" fue para Heidegger: algo bárbaro que destruye modos y tópicos; algo matinal, auroral, inaugural; algo que consigue decirse pero todavía no es; un a modo de pensamiento-haciéndose de lo impensado, dicho una y otra vez de forma tentativa, provisional.
-Este denken y este verstehen, siendo muy relevantes (de allí y la importancia de la filosofía heideggeriana), no le alcanzan sin embargo al Zen. Porque ese pensar y comprender forman parte de una trenza indisoluble, inseparables de un tercer elemento que los cataliza (un elemento sin el cual no se pondrían en movimiento, en cuanto pensamiento y vida) y que no es otra cosa que el zazen, meditación sentada que lo distingue, a la cual nos referiremos una y otra vez en estas reflexiones. Porque hablar de Zen no es más que referirse a la práctica que lo hace posible, un simple sentarse a verse respirando y a constatarse parte viva del universo.

Obviamente estas reflexiones no podrían reemplazar la experiencia misma del Zen, el cual en todo momento insiste en validarse solo (y solo si) constituye una práctica (una acción concreta, visible y verificable, por lo tanto falsable). El zazen designa una práctica peculiar, lejana a una simple ejercitación corporal, en cuanto creadora de sólidos puentes entre mente y cuerpo, vocacionalmente orientada a transformar lenguajes (el del cuerpo, el de los hábitos mentales) en discursos, o sea en palabra viva y nueva que brota del acontecimiento desencadenado precisamente por dicha práctica.
Sin olvidar lo anterior, importa comprender que un libro como este sólo pretende servir como propedéutica, introducción o encaminamiento mental hacia la práctica del Zen, como una especie de desmigajamiento o distensión de los argumentos que suelen opacar u ocultar las verdaderas potencialidades de este camino de vida.