lunes, 28 de junio de 2010

YOGA EN EL ARBOL




En julio empiezan las clases de yoga en el Centro Cultural El Árbol.

Los invito a una clase abierta el jueves 1 de julio a las 18:30. O a cualquier otra clase, los jueves en el mismo horario.

La dirección es Ituzaingó 590, en San Isidro.

Consultas e inscripción: yogaelarbol@gmail.com    1566619402

Los espero!




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EL JACARANDA


Está por florecer el jacarandá… amigo…
Es cierto que está por florecer… lo has acaso sentido?
 
Pero dónde ese anhelo de morado, dónde, podrías
decírmelo?

En realidad se le insinúa en no se sabe qué de las ramillas…
 
Cómo, si no, esa sobre-presencia, o casi, que aún de lo invisible,
obsede, se aseguraría,
el centro de la media tarde misma,
sobre qué olvido?
llamando desde el sueño o poco menos, todavía,
cuando un rosa en aparecido,
lo cala, indiferentemente, y lo libra, lo libra

a su limbo.


(Juan L. Ortiz)

jueves, 24 de junio de 2010

YÛKOKU


Del escritor japonés Yukio Mishima (Tokio, 1925-1970), un fragmento de su cuento Patriotismo. A continuación, su película homónima (Yûkoku) escrita, dirigida, producida y protagonizada por él.




 "¿Es esto el seppuku?", pensó.
 Experimentaba una sensación de caos total, como si el cielo se hubiera desplomado sobre él y todo el universo girara como bajo el efecto de una enorme borrachera. Su fuerza de voluntad y coraje, que tan fuertes se manifestaran antes de la incisión, se habían reducido, ahora, a una fibra de acero del grosor de un cabello. Lo asaltó la incómoda sensación de que tendría que avanzar asido a esa fibra con toda su desesperación.
 Algo humedecía su puño y, bajando la mirada, vio que, tanto su mano como el paño que envolvía la hoja, estaban empapados en sangre. También su taparrabos estaba teñido de un rojo intenso. Le pareció increíble que en medio de aquella agonía, las cosas visibles pudieran ser todavía vistas y las cosas existentes, existir. 







lunes, 21 de junio de 2010

CELEBRACIÓN


Con ustedes, Barry Guy y Maya Homburger.








martes, 15 de junio de 2010

PARAMAHANSA YOGANANDA (2)

Parte 2 del subrayado de La ley del éxito, de Paramahansa Yogananda.




El poder creador de la iniciativa

¿En que consiste la iniciativa? Ella es una íntima facultad creadora, una chispa del creador infinito en tu interior. Es ella quien te dota del poder de crear algo que nadie ha creado jamás, impulsándote a realizar las cosas en una forma nueva, original. Si observas las obras de un individuo de iniciativa, te parecerán tan espectaculares como un meteorito. Creando algo a partir aparentemente de la nada, dicha persona te demuestra que lo que parece imposible puede tornarse posible a través del empleo personal del tremendo poder inventivo del espíritu. La iniciativa te capacita para pararte sobre tus propios pies, libre e independiente; es uno de los atributos del éxito.

Los hábitos del pensamiento controlan tu vida

Los hábitos tienen el poder de acelerar o de retardar el éxito. Son tus hábitos mentales cotidianos los que modelan tu vida; ella no se rige tanto por tus inspiraciones pasajeras o brillantes ideas. Los hábitos del pensamiento funcionan como imanes, atrayendo hacia ti determinados objetos, personas o condiciones. 
Si aspiras a acabar con un mal habito, debilítalo primero evitando toda circunstancia tendiente a provocarlo o a estimularlo, mas evita concentrarte en él, en tu celo por evadirlo. Encauza luego tu mente hacia algún buen habito, cultivándolo en forma constante, hasta que se convierta definitivamente en parte de tu ser. 
Hay en nuestro interior dos fuerzas opuestas, entregadas a una lucha constante. 
Solamente cuando desechas de ti todos tus malos hábitos, eres verdaderamente libre. Tu alma jamás conocerá la libertad mientras no llegues a ser el verdadero amo de ti mismo, mientras no seas capaz de obligarte a realizar lo debido, aun cuando no lo desees. En este poder de autocontrol, yace la semilla de la libertad eterna.
La “sintonización” (armonización) con la voluntad divina constituye el factor más importante para atraer al éxito.
El poder de la voluntad divina es la fuerza que mueve el cosmos y todo cuanto hay en él. Fue la Voluntad de Dios la que arrojó las estrellas en el espacio y es Su Voluntad la que sostiene a los planetas en sus orbitas, y dirige los ciclos de nacimiento, crecimiento y decadencia en todas las formas de la vida.





El poder de la voluntad divina

La voluntad divina no conoce fronteras; opera a través de las leyes tanto conocidas como desconocidas, tanto naturales como aparentemente sobrenaturales. Ella puede modificar el curso de un destino, resucitar a los muertos, arrojar montañas al mar, y crear nuevos sistemas solares.
El hombre, creado a imagen de Dios, posee también en su interior esa misma omnipotente fuerza de voluntad. La suprema responsabilidad del hombre consiste en descubrir cómo mantenerse en armonía con la Voluntad Divina; y ello se logra a través de la práctica de la meditación (1) en forma correcta.
Cuando actúa guiada por el error, la voluntad humana nos extravía; mas cuando es guiada por la sabiduría, dicha voluntad humana se encuentra sintonizada con la voluntad divina. Dios abriga un plan para cada uno de nosotros, y si pudiésemos seguirlo fielmente, contaríamos con una guía interior que nos salvaría de los abismos de la desgracia; mas frecuentemente su plan se ve oscurecido por los conflictos de nuestra vida, y perdemos así dicha guía.
Dijo Jesús: “cúmplase tu voluntad”. Cuando el hombre sintoniza su voluntad con la voluntad de Dios –la cual opera guiada por la sabiduría- él está de hecho empleando la voluntad divina. Todos los hombres pueden llegar a alcanzar la armonía perfecta con la voluntad del Padre Celestial por medio de la práctica de las técnicas correctas de meditación, desarrolladas en la antigüedad por los sabios de la India.

Del océano de la abundancia

Puesto que Dios es la fuente de todo poder, paz y prosperidad, no persigas tus deseos ni te pongas en acción jamás sin comulgar con Él primero. Al proceder de ésta forma, pondrás tanto tu voluntad como tu actividad en la disposición adecuada para conquistar las más altas metas. Tal como no puedes transmitir ningún mensaje a través de un micrófono arruinado, tampoco es posible emitir plegaria alguna mediante un micrófono mental descompuesto por la inquietud. Repara, por lo tanto, tu micrófono mental y aumenta la receptividad de tu intuición, por medio del ejercicio de una profunda calma interior; de esta forma te capacitarás tanto para transmitirle tus mensajes a Dios de manera efectiva, como para recibir sus respuestas.





La vía de la meditación

Una vez que has reparado tu radio mental y te encuentras serenamente sintonizado con vibraciones constructivas, ¿cómo puedes hacer uso de dicho instrumento psicológico para ponerte en contacto con Dios? El método correcto de meditación te aporta la vía.
A través del poder de la concentración y de la meditación, es posible encauzar el inagotable potencial de tu mente en tal forma que te conduzca hacia la materialización de tus deseos, protegiendo a la vez todas las puertas contra la entrada del fracaso. Si aprendes cómo retirar tu atención de todos los objetos de distracción, concentrándola por entero en un solo objeto, aprenderás también cómo atraer a voluntad todo cuanto necesites.
No necesitas en tu vida sino solamente aquellos objetos que te servirán de ayuda en la realización de tu propósito fundamental. Todo aquello que tal vez deseas, mas no necesitas, puede desviarte de tal propósito. Solo se alcanza el éxito cuando se subordina todo lo demás en función de tu objetivo primordial.

El éxito se mide por la felicidad

El éxito debería medirse por el criterio de la felicidad, es decir, por tu capacidad para permanecer en serena armonía con las leyes del cosmos. 
Dios no te premia ni te castiga. Él te ha dotado del poder de autopremiarte o de autocastigarte, por medio del uso o abuso que hagas de tu propia razón y de tu fuerza de voluntad. Así pues, deberías fortalecer tu mente, y rehusar continuar soportando la carga de tus propias debilidades psicológicas o morales, adquiridas en el pasado: quémalas en el fuego de tus divinas resoluciones presentes y de tus buenas obras actuales; a través de esta constructiva actitud, alcanzarás la libertad.
No esperes que las circunstancias se modifiquen, pensando erróneamente que es en ellas en donde yace el problema. No hagas de la infelicidad un hábito crónico, afligiendo así a quienes te rodean y a ti mismo. El hecho de que seas feliz constituye una verdadera bendición, tanto para ti mismo como para los demás. Si posees la felicidad, lo posees todo; ser feliz es estar en armonía con Dios. Tal capacidad de ser feliz viene a través de la meditación.

Permite que el poder de Dios guié tus esfuerzos

Pon en acción el poder que ya tienes, empleándolo en propósitos constructivos, y desarrollaras así mayor poder. Avanza en tu sendero con una actitud de inquebrantable determinación, empleando todos los atributos del éxito en tu empresa. Sintonízate con el Poder Creador del espíritu. Estarás entonces en contacto con la Inteligencia Infinita, capaz de guiarte y de resolver todos los problemas. 
Antes de decidir cualquier asunto de trascendencia, siéntate en silencio, pidiéndole al Padre su bendición. Si obras así, en el fondo de tu mente, estará su Mente; y en el fondo de tu voluntad, Su Voluntad. Cada vez que realizas tu trabajo con la idea de servir a Dios, recibes sus bendiciones.
Mientras trabajes con el objeto de complacer a Dios, todas las fuerzas cósmicas colaborarán armoniosamente contigo.
Cuando convenzas a Dios de que le deseas a Él por encima de todo, estarás en armonía con Su Voluntad. Cuando continúas buscándole, a pesar de todos los obstáculos que surgen a tu paso para alejarte de Él, ésta es la voluntad humana en su forma más altamente constructiva. Y es en ésta forma como pondrás en acción la Ley del Éxito, conocida por los sabios de la antigüedad, y comprendida por todo ser humano que haya alcanzado el verdadero éxito. 

Afirmación

Padre Celestial, yo razonaré, ejercer mi voluntad y actuaré, mas te pido que seas Tú, Padre Celestial, quien guié siempre mi razón, mi voluntad y mi acción, hacia la meta correcta.



lunes, 14 de junio de 2010

PARAMAHANSA YOGANANDA




Tu éxito en la vida no depende solamente de tu habilidad y entrenamiento personal, sino también de tu decisión para aprovechar las oportunidades que se te presentan. Todas las oportunidades que surgen en tu sendero han sido creadas por ti mismo, ya sea en la actualidad o en el pasado; un pasado que incluye tus vidas anteriores. Puesto que tú mismo te has ganado dichas oportunidades, has de aprovecharlas al máximo.
Si haces uso de todos los medios externos accesibles, así como también de tus habilidades naturales para vencer cada obstáculo que se presente en tu sendero, desarrollarás los poderes que Dios te ha otorgado: poderes ilimitados, que fluyen de los potenciales más íntimos de tu ser.


El poder del pensamiento

Tú manifiestas éxito o fracaso de acuerdo al curso habitual de tus pensamientos. ¿Cuál es en ti la tendencia más fuerte: los pensamientos de éxito o los de fracaso? Si tu mente se encuentra por lo general en un estado negativo, un pensamiento positivo ocasional no será suficiente para atraer el éxito. Pero si piensas en forma correcta, llegarás a la meta aun cuando parezca que te envuelven las tinieblas.

Tú mismo eres el único responsable de tu destino. Nadie más responderá por tus acciones cuando llegue el momento del juicio final. Tu labor en el mundo –en la esfera en la cual te ha colocado tu propio karma, es decir, el efecto de tus acciones pasadas- no puede ser desarrollada sino por una sola persona: tú mismo. Y tu trabajo puede ser llamado, en verdad, un “éxito”, únicamente en la medida en que haya servido en alguna forma a tu prójimo.

No es aconsejable revisar mentalmente un determinado problema en forma constante. Conviene dejarlo descansar ocasionalmente, dándole así tiempo para que se aclare por sí mismo; pero cuida de que tú no descanses en forma prolongada que llegues a olvidarte completamente de discernir. Aprovecha, más bien, dichos períodos de reposo para profundizar más en tu interior, sumergiéndote en la honda paz de tu íntimo ser. Entonces, una vez que estés en armonía con tu propia alma, serás capaz de analizar todas tus acciones; y si adviertes que tus pensamientos o tus obras se han desviado de la meta, podrás corregir su dirección. Este poder de divina “sintonización” (o armonización) puede desarrollarse a través de la práctica y del esfuerzo. 


La voluntad es el motor

Para triunfar en cualquier empresa, además de mantener tus pensamientos en un nivel positivo, debes emplear paralelamente el poder de la voluntad y una actividad continua. Todo el mundo de las manifestaciones externas no es sino el producto de la voluntad; mas dicho poder no siempre es empleado en forma consciente. Así como existe una voluntad consciente, existe también una voluntad mecánica. El motor de todos tus poderes es la volición, la “fuerza de voluntad”. Sin ella no puedes caminar, conversar, trabajar, pensar o sentir. La voluntad es, pues, la fuente de donde brotan todas tus acciones. Si quisieras suspender el ejercicio de la voluntad, sería preciso que permanecieses tanto física como mentalmente en la inactividad más absoluta, ya que en el mero acto de mover una mano, por ejemplo, estas haciendo uso de la voluntad. De hecho es imposible vivir sin hacer uso de esta fuerza.

La voluntad mecánica consiste en el empleo del poder la voluntad en forma inconsciente. La voluntad consciente es una fuerza vital que se acompaña siempre de determinación y de esfuerzo; debes paralelamente asegurarte que los objetivos perseguidos por tal voluntad sean constructivos y valiosos.

Con el objeto de desarrollar el poder dinámico de la voluntad, es útil proponerse realizar alguna de las cosas que te hayan parecido irrealizables hasta aquí, comenzando primero por las más simples; luego, a medida que tu confianza se fortalece y tu voluntad se torna mas dinámica, puedes intentar realizaciones más difíciles. Una vez que estés seguro de haber elegido bien tu meta, no debes aceptar por ningún motivo someterte al fracaso. Ha de dedicarse toda la fuerza de la voluntad a la consecución de un solo objetivo a la vez, sin dejar jamás algo a medio acabar para emprender algo nuevo; se evita así la dispersión de energías.


Puedes controlar tu destino

La mente es la creadora de todo. Es por ello que deberías dirigir tu mente en tal forma que solo cree el bien. Si te aferras a un determinado pensamiento, aplicando en ello tu fuerza de voluntad dinámica, dicho pensamiento llegará finalmente a manifestarse en forma externa y tangible. Y es así que, cuando eres capaz de utilizar tu voluntad con fines únicamente constructivos, te conviertes en el amo de tu propio destino.

Se han mencionado recientemente tres importantes vías a través de las cuales es posible activar la voluntad, tornándola verdaderamente dinámica: 1) elige una tarea sencilla o alguna actividad que jamás hayas dominado bien, y proponte desarrollarla en forma exitosa. 2) asegúrate de que tu elección haya recaído sobre algo factible y constructivo a la vez, rechazando toda idea de fracaso. 3) concéntrate en un solo objetivo, aplicando todas tus capacidades y aprovechando cuanta oportunidad se te presente para materializar tu propósito.

Mas debes siempre procurar obtener la certeza interior –nacida de la serena profundidad de tu más íntimo ser- de que lo que persigues es algo correcto, que te conviene conseguir, y que está de acuerdo con los designios divinos. Una vez obtenida dicha seguridad, puedes entonces aplicar toda la fuerza de tu voluntad para así alcanzar tu objetivo, pero manteniendo siempre tus pensamientos concentrados en Dios: la fuente suprema de todo poder y de toda realización.


El temor agota la energía vital

El cerebro humano es un almacén de energía. Dicha energía esta siendo constantemente utilizada en los movimientos musculares, en el trabajo del corazón, los pulmones y el diafragma, en el metabolismo de las células tisulares y sanguíneas y en la labor del sistema nervioso. Además de todo esto, una tremenda cantidad de energía vital se consume en todos los procesos intelectuales, emotivos y volitivos.

El temor agota la energía vital; este es uno de los mayores enemigos de la fuerza de voluntad dinámica. La fuerza vital que fluye habitualmente a través de los nervios en forma constante, es exprimida de ellos de tal manera a causa del temor, que los nervios mismos se comportan como si estuviesen paralizados, y la vitalidad de todo el cuerpo se reduce. El temor no te ayuda alejarte del objeto que lo provoca, sino que solamente debilita tu fuerza de voluntad. Urgido por el temor, el cerebro genera un impulso inhibidor que actúa sobre todos los órganos del cuerpo, constriñendo el corazón, interrumpiendo las funciones digestivas y provocando numerosas otras perturbaciones físicas. Cuando se mantiene la conciencia enfocada en Dios, no se puede abrigar temor alguno; se dispone entonces la capacidad para vencer todos los obstáculos, a través del valor y la fe.


Los fracasos deberían incitar a la determinación

Incluso los fracasos deberían actuar como estimulantes sobre tu fuerza de voluntad y sobre tu crecimiento material y espiritual. Toda vez que se ha fracasado en cualquier proyecto, es conveniente analizar cada factor en la situación, con el objeto de eliminar toda posibilidad futura de repetir los mismos errores.

La estación del fracaso es el periodo mas propicio para sembrar las semillas del éxito. Aun cuando seas azotado por el látigo de las circunstancias, mantén la cabeza erguida. No importa cuantas veces hayas fracasado, trata siempre una vez más. Aun cuando creas que ya no podrás continuar luchando, o que has hecho ya todo cuanto podías, lucha siempre, hasta que tus esfuerzos se vean coronados por el éxito. 

Cuando, luego de un fracaso, reinicias tus esfuerzos con renovados bríos, tales esfuerzos son verdaderos agentes de crecimiento; mas para que den fruto, deben estar bien planeados e imbuidos de una fuerza de voluntad dinámica y de una atención siempre creciente.

Suponte que has fracasado hasta el presente. Sería necio, entonces, aceptar el fracaso como un decreto del “destino”. Es preferible morir luchando, antes que abandonar tus esfuerzos mientras exista aun una posibilidad de realizar algo más; pues, incluso cuando llegue la muerte, pronto deberás reiniciar tu lucha en otra vida. Tanto el éxito como el fracaso no son sino los justos resultados de tus obras pasadas, más tus obras actuales. De modo que deberías estimular todos los pensamientos de éxito de tus vidas pasadas, hasta que, una vez revitalizados, se tornen capaces de dominar la influencia de todas las tendencias al fracaso que existan en tu vida presente.

La diferencia entre un hombre de éxito y un hombre fracasado no reside en la cantidad o magnitud de las dificultades con que se han enfrentado ambos, sino en que el primero, aun cuando haya afrontado quizás mayores dificultades, ha dominado el arte de rechazar siempre toda idea de fracaso. Deberías transferir tu atención del fracaso al éxito, de las preocupaciones a la calma, de las divagaciones mentales a la concentración, de la inquietud a la paz, y de la paz a la divina dicha interior. Cuando alcances este último estado de realización del ser, habrás cumplido gloriosamente con el propósito de tu vida.


Fragmento de La ley del éxito, de Paramahansa Yogananda.

miércoles, 9 de junio de 2010

LA PALABRA ENCONTRADA




Foto de Asako Narahashi


No se llega a beber lo suficiente
para alcanzar bebiendo la grandeza.
Es por eso que el hombre descabeza
una botella, y otra, enteramente.

Guillermo Saavedra, "La causa del alcohol", en La voz inútil (2003)



Vivimos en el equívoco. Un equívoco que, en los mejores de los casos, insufla de vida a las palabras, pero siempre de manera deficitaria, de modo que no sea posible revertir, mediante ese procedimiento, el orden causal de las cosas. Los mejores de los casos quiere decir la poesía, por ejemplo. La poesía como un intento, siempre infructuoso, de llegar al origen del mundo, esto es, de que revirtiendo la encarnación del lógos como causa primera, la carne se haga palabra (como causa última). El fracaso radical de esta empresa recae en el desfase entre el Verbo original (metafísico) que se busca y el verbo gramatical que se encuentra. Es decir que el absoluto que se busca no es encontrado, pero en cambio se encuentra un verbo conjugable, esto es, relativo a la persona. Y este verbo personal se vuelve una suerte de lugar ejemplar de la carne, en tanto exhibe su debilidad ontológica.
La palabra encontrada (que Picasso, de acuerdo con su célebre declaración, había dejado de buscar), fascina justamente por su carácter, digamos, kenótico, que nos devuelve al misterio original. 
Confiemos, entonces, en la derrota de la poesía, siempre que se trate de una derrota vital, una derrota que, como procedimiento, asegure su victoria.






Del mundo (Giovanni 'Lindo' Ferretti)


Hubo un tiempo en que el mundo era joven fuerte
Oloroso de sangre fértil
Abundante en luchas multitudes
Esplendía pretendía mucho…

Familias mujeres embarazadas fregamientos
Caras piernas panzas brazos…
Demora de la carne reserva de calor
Sabor y familiar olor…

Es cavidad de mujer que crea el mundo
Vela sobre el tiempo y lo protege…
Contiene miembro de hombre que se para y empuja
Insatisfecho luego destruye…

Nuestro mundo es ahora débil y viejo
Apesta la sangre derramada e infecta…
Hubo un tiempo en que el mundo era joven fuerte
Oloroso de sangre fértil…

Demora de la carne reserva de calor
Sabor y familiar olor…
Nuestro mundo es ahora débil y viejo
Apesta la sangre derramada e infecta…

Pobreza magnánima mala ventura
Concede compasión a tus hijos…
Glorifica la vida, y gloria sea
glorifica la vida y gloria es…

miércoles, 2 de junio de 2010

100% CRISTIANO, 100% HINDÚ


Cada cultura cree en sus propios mitos, y cuando se olvida el carácter relativo 
de las convicciones que están encerradas (y comprendidas) en el mito, se corre 
el riesgo de convertir en absolutos las ideas y los valores de tal cultura.
Raimon Panikkar, Paz e interculturalidad






Siempre consideré con una cuota más o menos alta de incomprensión la declaración de Raimon Panikkar cuando, muy alegremente, dice que se considera a sí mismo 100% hindú y 100% cristiano. En mi vana preocupación por conciliar sistemas de creencias, primero entendí lo que decía Panikkar en términos de traducción y así practiqué mis creencias personales traduciendo, a veces con una libertad tan grande que ponía en duda toda posible constatación con el original, sistemas de creencias a una versión en mi propio idioma. Eso incluyó sistemas culturalmente muy disímiles, entre los cuales hacía malabares para encontrar correspondencias, homologías, parecidos. De este juego de traducciones se trata, creo, lo que llaman filosofía perenne.




La interpretación, desde esta perspectiva, sería la función por excelencia a aplicar sobre los archivos religiosos de la humanidad. La interpretación consistiría en sesgar, con la lectura, un texto, con un método de producción (de sentido) dado por nuestro paradigma. Pero tengo la convicción de que existe una forma de interpretación algo distinta a la que usaría esta filosofía perenne, y creo que es esta otra interpretación la que más conviene usar para leer tradiciones exóticas si no se quiere cometer una forma actualizada de Enciclopedia.

Esta otra interpretación lee el cristianismo y el hinduismo, por volver al caso, a) sin caer en una lectura reduccionista, que creería encontrar, en estas dos tradiciones, para todos sus signos una traducción posible a un paradigma que funciona como primum analogatum, reduciendo de esta manera lo otro a lo mismo, y b) superando una especie de metafísica de la objetividad, que llevaría a cabo la lectura con la expectativa de descubrir lo que en realidad está diciendo el texto, creyendo en el texto como guardián de un sentido único.





En nuestro caso, interpretaríamos el cristianismo y el hinduismo admitiendo la mínima medida irrenunciable de nuestro propio paradigma para tratar, a partir de su límite, de alejarnos de él en busca de la comprensión del paradigma propio del hinduismo, por un lado, y del cristianismo, por otro. Sin la expectativa de conocer una verdad que guardaría, para sí, el hinduismo, y sin la violencia del que cree encontrar esa verdad única en su propio sistema leyendo, a continuación, el hinduismo como una versión exótica de esa verdad, una interpretación más justa se dispondría a la lectura como quien estudia otro idioma. Quizás al principio haga falta traducir algunos términos pero, a medida que se avanza en la comprensión de ese idioma, se trata de pensarlo desde su propia lógica, desde su propia sintaxis, desde su propio vocabulario, que a menudo cuenta con acepciones específicas que son, naturalmente, intraducibles. Esta es la manera que encontré de practicar mis creencias y de entender, ya que Panikkar sigue siendo para mí una referencia ineludible en estas cuestiones, qué quiere decir ser 100% cristiano y 100% hindú. Se trata de escuchar qué es lo que dice el cristianismo y qué es lo que dice el hinduismo para poder comprenderlos, después, en experiencias auténticamente cristianas o auténticamente, llegado el caso, hindúes.