domingo, 28 de diciembre de 2008

AGION OROS (MONTE ATHOS), 11.08


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Si queremos vivir como hijos de Dios debemos reproducir en nuestra vida la vida y la caridad de Su Hijo Unigénito. Debemos, pues, vivir según los mandamientos y los consejos del Espíritu de Jesús. Y para hacer esto, debemos escudriñar las Escrituras y entender los Evangelios averiguando cómo es Jesús y cuáles son Sus mandamientos.

Thomas Merton, Los hombres no son islas


La Biblia es un libro sagrado revelado a estos iluminados que fueron Pablo, Lucas, etc. El iluminado, cuando tiene calidad de poeta (es decir la capacidad de hacer transparente a la palabra como a sí mismo para dejar que la luz se encarne en la palabra sin que se limite su infinita luminosidad en un lógos
--> 1 ) puede producir (siempre no él, a través de él) imágenes de la Luz y, en el caso de los apóstoles, también puede producir leyes morales de la Luz. Las leyes morales escritas tienen, igual que las imágenes o poesía, una estructuración de su naturaleza hecha con ladrillos contingentes, como si fuera una iglesia: está hecha de piedra pero es un recinto donde habita Dios, y en esa presencia (del Padre en el hijo a través del espíritu) la piedra no es un limitante, como no lo es la palabra, es decir lo que se llama cultura, que no es más que un calidoscopio de figuras de tensión de la necesidad y la contingencia y, por lo tanto, una de las imágenes posibles de la divina posibilidad, o el eterno girar del Espíritu Santo, siendo todas las imágenes de todos los infinitos calidoscopios en el instante (otra imagen) de la eternidad.
Así, los mandamientos que se desprenden de las palabras y los actos de Cristo, son verdaderos en su infinita luz.
Y, en este sentido, esa luz revelada la escudriño con mi principio luminoso y encuentro que la Caridad divina, incognoscible (la Infinita Compasión es la naturaleza más íntima de la infinita Omnipotencia), en su encarnación en el Hijo Unigénito, se hace eco y la naturaleza propia de este eco es, en la compasión de Cristo, un padecer la pasión de todas las criaturas, es decir un desaparecer para no limitar la Caridad infinita en su resonancia natural; ser, en tanto hombres nuevos, la caridad, para desaparecer en la Caridad, ya no dividida en ecos.

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1: Será que esto es el resultado del rozamiento de los límites como cuerdas que producen la Voz.