lunes, 8 de octubre de 2012

NUBES IV





Esta vez las nubes pertenecen a la serie Equivalent (1925-1931) del fotógrafo estadounidense Alfred Stiegliz. Y la canción que se cuela entre ellas es Nuvole bianche, del italiano Juri Camisasca, un músico  único en su género, no tanto por su música (un pop bastante convencional) sino por el estilo de vida que lleva. Después de participar durante los primeros años setentas de la vanguardia musical italiana (junto a Franco Battiato y Lino "Capra" Vaccina, entre otros), Camisasca decidió retirarse a un convento benedictino en el que vive dedicando sus horas a la oración, el estudio, el trabajo y la pintura de íconos al estilo bizantino. Desde entonces, la aparición de unos pocos discos de "musica leggera" (con muchos años de distancia entre sí) convive con la vida monástica. El tema sigue pertenece a su tercer disco, Il carmelo di Echt.









Nuvole bianche (Juri Camisasca, Il carmelo di Echt, 1991)

Nubes blancas veloces en el viento
atraviesan los mares de la relatividad,
las asociaciones habituales de la mente,
las exigencias heredadas de la antigüedad,
los clamores cotidianos de las metrópolis
que anulan los sentidos.
Nubes blancas atraviesan constelaciones de cemento.









Viajan en las alturas encima del magistral,
más allá de los horizontes de la vanidad.
Entendieron que las artes marciales
no liberan el éter del corazón
y de la falsedad de los placeres clandestinos
de un Occidente en el imperio del olvido.
Nubes blancas viven en las antípodas
del dios de la ciudad del yo.

Nubes se desarrollan y después se dispersan,
nubes, viven en el mundo pero no son del mundo.










Desde las llanuras suben al templo
y arriban en un instante a la totalidad.
Temporales y novilunios en filigrana
observan y contemplan desde la unidad.
Indicadores de paz anónimos de nuestro hemisferio.
Nubes blancas sin raíces en la vertiente del silencio.
Nubes se desarrollan y después se dispersan,
nubes, viven en el mundo pero no son del mundo.