"¿Se deberá a un instinto natural o a una ilusión el hecho de que nos impresione más la contemplación de los lugares donde sabemos que hombres dignos de recuerdo han pasado gran parte de su vida que el relato de sus acciones o la lectura de algunos de sus escritos? Ahora mismo, yo estoy impresionado. Pues me viene a la mente Platón, el primero que, según sabemos, estableció la costumbre de enseñar aquí. Y esos pequeños jardines que veis ahí cerca no sólo me traen su recuerdo, sino que parecen ponerlo casi ante mis ojos. Aquí estuvo Espeucipo, aquí también Jenócrates y su discípulo Polemón, que se sentaba en el lugar que aquí vemos. De la misma manera, cuando contemplaba nuestra curia (me refiero a la curia Hostilia, no a esa nueva, que me parece más pequeña desde que la han ampliado), solía pensar en Escipión, en Catón, en Lelio y, sobre todo, en mi abuelo; tan grande es la fuerza rememorativa que tienen los lugares que no sin razón se ha basado en ellos el arte de la memoria".
(M. T. Cicerón, "Del supremo bien y del supremo mal")