viernes, 23 de diciembre de 2011

VACACIONES





Después de tres años continuados, este blog se toma vacaciones. Una pausa que pide, a quien vive la puesta en acto de la entrada sin puerta como una dedicada remoción cotidiana, que se demore en lo más ocioso de la vacancia, ni siquiera de la vacación. Que se tome vacaciones de las vacaciones, si eso fuera posible.
Pero para hablar de las vacaciones, nadie mejor que François Jullien, según sus palabras en Nutrir la vida (más allá de la felicidad) que copio a continuación.
¡Feliz año y hasta pronto!

Al invitarnos a llegar a ese fondo de procesividad, intrínsecamente reactiva, que designa como el fondo de lo real, Zhuangzi extrae por fin el pensamiento del "recargarse" y de un "pleno de naturaleza" de la inconsistencia teórica e incluso de la debilidad ideológica en la que esta noción se arrastra hoy en día entre nosotros; y nos proporciona el concepto de verdaderas vacaciones, es decir, comprendidas de una manera que no es sólo negativa (no trabajar). (...) En efecto, ¿"estar de vacaciones" no es precisamente dejar jugar de nuevo, en todo su ser (pues entonces se redescubre la fuerza intensiva de ese "todo") y, en particular, más allá de la escisión de lo que correspondería al cuerpo o al espíritu, una reactividad mejor anclada, más radical, a los circuitos mejor asegurados, porque está despojada de su recubrimiento ordinario por las obligaciones y las convenciones? ¿"Recargarse" (aunque el término puede seguir siendo un poco necio en nuestra lengua) no es, dejándonos inducir por la sola incitación que nos viene, despojada de toda excitación febril, desobstruir la vitalidad y encontrar ese "resorte" más íntimo de la energía?
Pues, reconozcamos que, si bien hemos adquirido políticamente el derecho a las "vacaciones" y elaborado socialmente su "producto", hoy en día, en Occidente, seguimos sin tener su inteligencia. Pues en ninguna parte, en nuestras filosofías, está elaborada (salvo indirectamente en Montaigne). Carecemos todavía de su "ontología". O más bien, se trata de una desontología y en ello la noción china de "cielo" ofrece precisamente un buen apoyo. El retrato anterior del Sabio prosigue así (539): bajo la incitación de los meros factores y funciones naturales, yin y yang, y por "vaciamiento" y "desapego" interiores (ambos van de la mano: vaciamiento de las preocupaciones-desapego de los negocios), se sale por fin de la perspectiva reductora de lo "humano"; y, "olvidando" entonces (término importante del Zhuangzi) focalizaciones y puntos de vista, uno "se aviene a la gran transformación de lo natural". Liberando, entonces, lo vital de sus obstáculos diversos, uno se "nutre" de nuevo de un poco de "cielo" en uno. Esta fórmula evita, por lo menos, caer en la insulsez, la debilidad, de lo ateórico, así como construir demasiado, inversamente, y perder su experiencia: uno se va de vacaciones para "nutrir la propia vida".