Thomas Merton en Gethsemani
Para Ortega y Gasset, el hombre se diferencia de las plantas, que ya tienen la vida hecha y sólo deben deslizarse por ella, en que debe hacer su propia vida.
Yo creo que el hombre no se diferencia de las plantas o que, en todo caso, cuando lo hace, es por la siguiente salvedad: las plantas, a diferencia de la mayoría de los hombres, saben cumplir su destino. La naturalidad con que las plantas cumplen, casi sin resistencia, la voluntad de Dios, es lo que nos separa, por déficit nuestro, de ellas. Sólo los santos pueden cumplir su destino, su Dharma, tan bien como lo hace una planta. Gloriosa su vegetalidad.