domingo, 28 de junio de 2009

UNO





No preguntes si el Principio está en esto o en aquello; está en todos los seres. Por esta razón le aplicamos los epítetos de supremo, universal, total... Ha ordenado que todas las cosas sean limitadas, pero Él es ilimitado, infinito. En lo que corresponde a la manifestación, el Principio causa la sucesión de sus fases, pero no es esta sucesión. Es el autor de causas y efectos, pero no es las causas y los efectos. Es el autor de condensaciones y disipaciones (nacimiento y muerte, cambios de estado), pero no es condensaciones y disipaciones. Todo procede de Él y está bajo su influjo. Está en todas las cosas, pero no es idéntico con los seres, pues no está diferenciado ni limitado.
Chhuang Tse





Del taoísmo pasamos al budismo mahayánico que, en el Extremo Oriente, llegó a asociarse estrechamente con el taoísmo, dando y tomando hasta que los dos se fusionaron finalmente en lo que se conoce por el Zen. La Lankavatara Sutra, de la que tomamos la siguiente cita, es la sagrada escritura que el fundador del budismo del Zen recomendaba expresamente a sus discípulos.







Los que vanamente razonan sin comprender la verdad se pierden en la selva de los Vijnasas (las diversas formas del conocimiento relativo), corriendo de aquí para allá e intentando justificar su opinión sobre la sustancia del yo.
El yo advertido en tu más íntima conciencia aparece en su pureza; esta es el Tathagata-garbha (literalmente, seno de Buda), que no es el reino de los que se entregan al mero raciocinio...
Puro en su propia naturaleza y libre de la categoría de finito e infinito, el Espíritu Universal es el inmaculado seno de Buda, erróneamente aprehendido por los seres sensibles.

Lankavatara Sutra







Una Naturaleza, perfecta y penetrante, circula en todas las naturalezas;
una Realidad, que todo lo abarca, contiene en sí todas las realidades.
La luna singular se refleja dondequiera que exista una capa de agua,
y todas las lunas de las aguas son abarcadas dentro de la Luna.
El cuerpo-Dharma (lo Absoluto) de todos los Budas entra en mi propio ser.
Y mi propio ser se halla en unión con los suyos...
La luz interior está más allá del elogio y la censura;
como el espacio, no conoce límites;
pero está ahí, dentro de nosotros, reteniendo siempre su serenidad y plenitud.
Sólo cuando la persigues la pierdes;
no puedes asirla, pero igualmente no puedes desembarazarte de ella;
y no pudiendo hacer tú ninguna de ambas cosas, ella sigue su propio camino.
Tú callas y ella habla; tú hablas y ella enmudece;
la gran puerta de la caridad está abierta de par en par, sin ningún obstáculo enfrente.


Yung-chia Ta-shin








No es este el lugar de discutir las diferencias doctrinales entre budismo e hinduismo, ni soy yo competente para ello. Baste señalar que, cuando insistía en que los seres humanos eran por naturaleza "no Atman", el Buda hablaba evidentemente del yo personal y no del Yo universal. Los polemistas brahmánicos, que aparecen en algunos de los textos pali, ni tan sólo mencionan la doctrina vedántica de la identidad de Atman y la Divinidad y la no identidad del yo y Atman. Lo que sostienen y Gautama niega es el carácter firme y la persistencia eterna de la psique individual. "Como el hombre poco inteligente busca la residencia de la música en el cuerpo del laúd, así espera encontrar un alma dentro de los skandhas (los agregados materiales y psíquicos, de que se compone el cuerpo mental individual)."
Sobre la existencia del Atman que es Brahm, como sobre la mayor parte de otras materias metafísicas, el Buda rehusa hablar, alegando que tales discusiones no propenden a la edificación o progreso espiritual entre los miembros de una orden monástica, como la que había fundado. Pero, auqnue ofrece peligros, aunque puede llegar a ser la distracción más absorbente, por ser la más seria y noble, la especulación metafísica es inevitable y finalmente necesaria.
Aun los hinayanistas lo descubrieron y, posteriormente, los mahayanistas habían de desarrollar, en relación con la práctica de su religión, un espléndido e imponente sistema de pensamiento cosmológico, ético y psicológico. Este sistema se fundaba en los postulados de un idealismo estricto y profesaba prescindir de la idea de Dios. Pero la experiencia moral y espiritual era demasiado fuerte para la teoría filosófica y, bajo la inspiración de una experiencia directa, los redactores de las sutras mahayánicas se encontraron empleando todo su ingenio para explicar por qué el Tathagata y los Bodhisattvas despliegan una caridad infinita hacia seres que no existen realmente. Al mismo tiempo estiraban el marco del idealismo subjetivo para hacer sitio a la Mente Universal; suavizaban la idea del inanimismo con la doctrina de que, una vez purificada, la mente individual puede identificarse con la Mente Universal o seno de Buda; y, mientras sostenían el ateísmo, afirmaban que esta advertible Mente Universal es la conciencia íntima del eterno Buda y que la mente de Buda está asociada con "un gran corazón compasivo" que desea la liberación de todo ser sensible y concede la divina gracia a todos los que hacen un serio esfuerzo por alcanzar la finalidad última del hombre. (...)






En la India, como en Persia, el pensamiento mahometano vino a enriquecerse con la doctrina de que Dios es inmanente, a más de trascendente, mientras que a las prácticas mahometanas se agregaban las disciplinas morales y los "ejercicios espirituales", por medio de los que el alma se prepara para la contemplación o conocimiento unitivo de la divinidad. Es un hecho histórico significativo el que el poeta santo Kabir sea considerado correligionario tanto por los musulmanes como por los hindúes.
La política de aquellos cuya meta está más allá del tiempo es siempre pacífica; son los idólatras del pasado y el futuro, del recuerdo reaccionario y el sueño utópico, los que dsencadenan las persecuciones y las guerras.








Ve sólo Uno en todas las cosas; es el segundo el que te descarría.
Kabir








Que esta penetración en la naturaleza de las cosas y el origen del bien y del mal no está limitada exclusivamente a los santos, sino que es oscuramente reconocida por todo ser humano, lo prueba la estructura misma del lenguaje. Pues el lenguaje, como Richard Trench señaló hace tiempo, es con frecencia "más sabio, no sólo que el vulgo, sino hasta que los más sabios de los que lo hablan. A veces encierra verdades que en otro tiempoe ran bien conocidas, pero que se han olvidado. En otros casos, contiene gérmenes de verdades que, aunque no fuesen nunca claramente discernidas, atisbó el genio de sus inventores en un afortunado momento de adivinación". Por ejemplo: ¡cuán significativo es el que, en los idiomas indo-europeos, como lo señaló Darmsteter, la raíz que significa "dos" indique daño! El prefijo griego dys (como en dispepsia) y el latino dis (como en disgusto) son ambos derivados de "duo". El afín bis da un sentido peyorativo a ciertas modernas palabras francesas como bévue "torpeza"(literalmente, "dos-vista"). Rastros de ese "segundo que te descarría" pueden hallarse en "dudoso", "duda" y Zweifel -pues dudar es tener dos pensamientos. Bunyan tiene a su Sr. Doble Cara y el moderno slang norteamericano tiene a sus two-timers. Grave e inconcientemente sabio, nuestro lenguaje, confirma la experiencia de lso místicos y proclama la esencial maldad de la división-palabra, digamos de pasada, en que nuestro viejo enemigo "dos" hace otra aparición decisiva.





Puede observarse aquí que el culto de la unidad en el plano político es sólo un ersatz idólatra de la genuina religión de la unidad en los planos personal y espiritual. Los regímenes totalitarios justifican su existencia mediante una filosofía de monismo político, según el cual el Estado es Dios en la tierra, la unificación bajo la planta del divino. Estado es la salvación, y todos los medios tendientes a tal unificación, por más perversos que intrínsecamente sean, son justos y pueden emplearse sin escrúpulos. Este monismo político conduce en la práctica a privilegios y poder excesivos para unos pocos y a la opresión para la mayoría, el descontento en el país y la guerra con los países extranjeros. Pero el poder y los privilegios excesivos son perpetuas tentaciones hacia el orgullo, la codicia, la vanidad y la crueldad; hacia el orgullo, la codicia, la vanidad y la crueldad; la opresión se resuelve en miedo y envidia; la guerra engendra el odio, la angustia y la desesperación. Tales emociones negativas son fatales a la vida espiritual. Sólo los puros de corazón y pobres de espíritu pueden llegar al conocimiento unitivo de Dios. De ahí que la tentativa a imponer en las sociedades más unidad de aquella para la cual están preparados sus miembros, hace que sea psicológicamente casi imposible para esos individuos el advertir su unidad con la divina Base y unos con otros.
Entre los cristianos y los sufíes, a cuyos escritos volvemos ahora, hay principalmente la preocupación por el espíritu humano y su esencia divina.







Mi yo es Dios, y no reconozco otro Yo que mi Dios mismo.
Santa Catalina de Génova






En aquello en que el alma es distinta de Dios, también es distina de sí misma.
San Bernardo







Yo fui de Dios a Dios, hasta que exclamaron desde mí en mí: "¡Oh tú Yo!"
Bayazid de Bisutún








Para medir el alma, debemos medirla con Dios pues la Base de Dios y la Base del Alma son una y la misma.
Eckhart






El espíritu posee a Dios esencialmente en la desnuda naturaleza, y Dios al espíritu
Ruysbroeck






Pues aunque se hunda toda en la unidad de la divinidad no alcanza nunca al fondo. Pues está en la esencia misma del alma el que no pueda sondar las honduras de su creador. Y aquí no se puede hablar ya más del alma, pues perdió su naturaleza allá, en la unidad de la esencia divina. Allí no es ya llamada alma, sino ser inmensurable.
Eckhart





El conociente y lo conocido son uno. Los simples imaginan que deberían ver a Dios, como si Él estuviera allí y ellos aquí. No es esto. Dios y yo, somos uno en el conocimeinto.
Eckhart





"Vivo, pero no yo, sino Cristo en mí." O quizá sería más preciso emplear el verbo transitivamente y decir: "Vivo, pero no yo; pues es el Lógos quien me vive"- me vive como un actor vive su papel.





¡Oh, Dios mío! ¿Cómo es, en este pobre y viejo mundo, que, siendo Tú tan grande, nadie te encuentre; que, llamando Tú con voz tan fuerte, nadie te oiga; que, estando Tú tan próximo, nadie te sienta; que, dándote Tú a todos, nadie sepa Tu nombre? Los hombres huyen de Ti y dicen que no pueden hallarte; vuelven la espalda y dicen que no pueden verte; se tapan los ojos y dicen que no pueden oírte.

Hans Denk


ALDOUS HUXTLEY, LA FILOSOFÍA PERENNE










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Valorar la perspectiva del otro e intentar ser conscientes de ella, aún sin comprenderla, ya presupone, como diremos más adelante, el comienzo de la superación de la dicotomía entre conocimiento y amor.
(...)
Nadie parece dispuesto a ceder (deponer de las armas, pedir perdón...) hasta que el otro no lo haga primero. Este círculo vicioso sólo puede superarse con el "círculo vital": la vida es riesgo y coraje; no se rige por la lógica. Esta afirmación es peligrosa y sería además errónea si se la interpretase en sentido dialéctico, porque sería tanto como decir que la vida es ilógica y, por tanto, irracional. El logos representa la gran dignidad del hombre, pero existe también el espíritu -que no está subordinado al anterior. Por esto todas las culturas, desde el buddhismo al cristianismo, y al hinduismo, insisten en la pureza de corazón que lleva al hombre a la acción justa.
(...)
La paz requiere algo más que buena voluntad; requiere también comprensión del otro, lo cual no es posible sin trascender el propio punto de vista (...).



(...)
El hombre no es sólo individuo: es persona, es decir, un nudo de relaciones que se extienden hasta los límites alcanzables por su alma. Para la tradición índica un santo es un mahatma, un alma grande; para las tradiciones abrahámicas es aquel que ha conseguido agrandar, es decir, dilatar la propia alma hasta ser capaz de amar a todo prójimo como a sí mismo (no como a otro); la sabiduría china enseña que el sabio es aquel cuyo corazón es todo el pueblo; la filosofía hermética sostiene que el hombre es un mikrotheos; todo está en relación con todo proclaman tanto el buddhismo (pratityasamutpada) como el hinduismo (karma), el cristianismo (cuerpo místico) y otras muchas tradiciones, entre ellas, la griega. El alma es, en cierto modo, todas las cosas, dijo Aristóteles. La paz es esta interrelación armónica en la cual el alma del hombre juega un papel capital.
Aunque todo esté relacionado con todo, es así mismo verdad que cada parte de este todo es diferente, así como todos los hombres son distintos entre sí. Cada uno es una persona, es decir, un nudo único en la red de relaciones que constituye la realidad. Cuando este nudo rompe los hilos que lo unen a los otros nudos, cuando las tensiones se han vuelto tan tensas que no permiten ya la libertad constitutiva de la inter-in-dependencia entre nudo y nudo y, en última instancia, con la realidad, en ese momento nace el individualismo que perturba la armonía y lleva a la muerte de la persona haciéndole perder su identidad ue sólo es relacional.
(...)
Así como se debe respetar la personalidad de cada uno para que la red de las relaciones humanas no se rompa, hay que mantener flexible la urdimbre todo lo que sea necesario para que no se desgarre el cuerpo de la humanidad. Querer instaurar un "pensamiento único" o una civilización única es un pecado de lesa humanidad que se deriva de haber confundido el pensamiento con la abstracción.




(...)
El respeto al hombre exige el respeto a toda cultura. Un ejemplo que se retrotrae quinientos años puede quizá ayudarnos a comprender mejor la situación actual. En la cima del entusiasmo por haber "descubierto el Nuevo Mundo", los europeos, que se encontraron con culturas consideradas aberrantes (quizá para justificar de manera más o menos inconciente la explotación de los indígenas), llegaron incluso a considerar plausible la hipótesis de que aquellos antivos no fuesen seres humanos dotados de alma. Por motivos análogos, en la cima del entusiasmo occidental por haber "descubierto la Nueva Tecnociencia" los "creyentes" entusiastas de hoy, auqnue sea de buena fe, cuando entran en contacto con otas culturas que consideran primitivas o subdesarrolladas, llegan a creer que tales culturas no poseen alma (vida, futuro), razón por la cual debemos "convertirlas" a la "nuestra" que, a pesar de sus imperfecciones, "nos" ofrece el único paradigma posible.
Interculturalidad no significa relativimo cultural (una cultura vale tanto como la otra), ni fragmentación de la naturaleza humana. Toda cultura es cultura humana -aunque pueda degenerar. Dicho de manera más filosófica, existen invariantes humanos, pero no existen universales culturales. Su relación es trascendental: el invariante humano se percibe solamente dentro de un determinado universal cultural. Todos los hombres comen y duermen, pero el sentido del comer y del dormir no es el mismo en las distintas culturas.
(...)
El diálogo dialéctico presupone la racionalidad de una lógica aceptada recíprocamente como juez del diálogo, un juez por encima de las partes implicadas. Pero la dialéctica puede ser entendida de otra manera: no como la confrontación de dos logoi (personas) en un duelo caballeresco ante el tribunal inapelable de la diosa Razón, sino más bien como un legein (encuentro) de dos "dialogantes" que se escuchan recíprocamente y se escuchan para intentar comprender lo que la otra persona está diciendo y, más aún, lo que quiere decir. A esta segunda forma dialéctica la denomino diálogo dialogal.
(...)
En último análisis no podemos separar las fronteras horizontales de un encuentro dialéctico de los límites verticales de un encuentro dialogal. No hay tierra sin cielo y no hay ámbito humano sin aire sobre él que lo haga respirable y por lo tanto humano. (...)
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Resumiendo: las fronteras horizontales de cada cultura están determinadas por las culturas de los otros, mientras que las fronteras verticales no están establecidas por los otros, sino que provienen de la propia condición humana. Sólo reconociendo nuestros límites podemos no absolutizar nuestras convicciones y dar cabida a la escucha y a la eventual comprensión del otro.

RAIMON PANIKKAR, PAZ E INTERCULTURALIDAD