martes, 8 de marzo de 2011

VIVIR DE VACACIONES

El Zen invita a tomarse vacaciones permanentes, a practicar un vaciamiento que se reanuda una y otra vez y que desanuda la raíz de lo que puede ser nuestro apego, tratando de ajustar la propia sensibilidad a un ritmo que asegura un apartamiento de la visita superficial de los destinos pero que participa a la vez de cierta clave de fugacidad y de ligereza del momento. Ese ritmo de lo que recomienza da a las vacaciones su sentido plural: vacaciones que se suceden, se superponen, con dimensiones dispares, consecuencias sincopadas, intentos que no llegan nunca a una forma definitiva de completitud. Vacaciones que hacen lugar a lo nuevo, lo cual a su vez tendrá que ser vaciado, en un proceso orgánico que tal vez se parezca a la alternancia, en el cuerpo, entre alimento y evacuación.
Como dice Gaspar Noé, de manera provocativa, en su última película: "trabajar es para los esclavos". O, mejor, como nos lo deja ver, en su primera película, Jim Jarmusch: