domingo, 10 de abril de 2011

DARNAUCHANS POR DARNAUCHANS




Pocos artistas pueden acceder a la llaga de la existencia y volver para cantarla de una manera que guarde fidelidad a su candor (o a su soplo helado) al mismo tiempo que mantenga el sentido del fino distanciamiento que pide la prudencia poética. Es, sin dudas, el caso de Eduardo Darnauchans (1953-2007), compositor y cantor uruguayo que, según declara en una entrevista, ocupa el lugar que deja el afortunado fracaso de "intentar ser algo así como un Bob Dylan" y no lograr ser más que él mismo.
Entre paréntesis, se podría dedicar otra entrada a este tema de los intentos como embestidas que nunca van a dar al centro que persiguen por ser ese centro algo móvil -y por no ser, en definitiva, más que parte de uno mismo. Ver en Détective (Godard) al boxeador Tiger Jones que repite: "voy a noquear a Tiger Jones".
Entonces, Darnauchans por Darnauchans, recitando.



Entre el micrófono y la penumbra

Entre rocanroles y preguntas,
entre el micrófono y la penumbra,
entre lo que no sé y el olvido,
entre las canciones que no escribo,
entre la fantasía y el duelo,
entre el asma, dama de mi pecho,
y el tabaco y la aminofilina,
entre el lobizón y la tiza,
así transcurre el turro tiempo.

Entre las novelas no leídas,
entre mis obispos baladistas,
entre mi valium y mi cerveza,
entre mi Stalin y mi inocencia,
entre mis amigos los poetas,
entre mis enemigos los poetas,
entre malas frases de guitarra,
entre los buzos y el astronauta.

Entre el epitafio de mi padre
y el alivio terrible de mis madres,
entre vanguardistas de lo retro,
entre la hidra y el crisantemo,
así transcurre el turro tiempo.

Gasto mi tiempo, el malgastado,
trabajo por mi envejecimiento
y se acerca la silenciosa y tan callando...