viernes, 3 de julio de 2009

Aḥmad ibn Jaḍrawayh







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Copio, de la Al-RisᾹlat Al-Qušayrīyat, que contiene las biografías de 83 santos sufíes (o ‘amigos íntimos de Dios, ‘awliyā’ allāh) y del Ṭabaqāt Al-Ṣūfiyat (“Las generaciones de los sufíes”), que cuenta con biografías de 105 sufíes, un fragmento de la biografía de uno de ellos.
Copio el texto como aparece en la revista Al-Ḥikmat (Sabiduría), Año I, N° 2, Septiembre 2007.
Al final hay un glosario de palabras árabes que aparecen en el texto y tienen un sentido técnico en el Islam.








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Abū Ḥāmid Aḥmad ibn Jaḍrawayh Al-Baljī

a) Fue uno de los mayores maestros del Jorasán, discípulo de Abū Turāb Al-Najšabī. Se dirigió a Nišāpūr para ver a Abū Ḥafṣ [Al-Nīsābūrī], y luego partió hacia Bistām donde visitó a Abū Yaẕīd Al-Bistāmī. Fue un destacado exponente de la caballería espiritual (futūwat).
(…)

d) […] Escuché decir a Muḥammad ibn Ḥāmid: “Estuve presente en la reunión en la cual Aḥmad ibn Jaḍrawayh, que había cumplido los noventa y cinco años, estaba agonizando. Uno de sus compañeros le hizo una pregunta y él, con lágrimas en los ojos, le respondió: ‘Hijito, he estado noventa y cinco años golpeando una puerta, y he aquí que ahora se abre para mí, pero no sé, ¿se abrirá para la felicidad o a desgracia? ¿Me ha llegado el momento de las respuestas?’ Él debía setecientos dinares y sus acreedores estaban allí; los miró y dijo: ‘¡Dios mío!, has hecho de los rehenes un comprobante de deuda para los dueños de la riqueza, y te dispones a quitarles ese comprobante, ¡reivindícame pues [saldando mis deudas]!’ Y al momento alguien golpeó la puerta y preguntó: ‘¿Dónde están los acreedores de Aḥmad?’ y les pagó. Partió al punto su espíritu y murió, Dios se apiade de él, en el año 240 H. (845 d.C.)”.

e) Dijo Aḥmad ibn Jaḍrawayh: “No hay sueño más pesado que el descuido [o distracción, gaflat] ni hay servidumbre más dominadora que la pasión; y si no te agobiara el descuido no te dominaría la pasión”.









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[Del Ṭabaqāt Al-Ṣūfiyat…]

1. Dijo Aḥmad ibn Jaḍrawayh: “El amigo de Dios (walī allāh) no se distingue a sí mismo con una marca, ni posee un nombre con el cual designarlo [es decir: el amigo de Dios ya no posee nada personal, ni nombre, ni señal, ni voluntad propia, pues ha entregado en el amor todo su ser. Como dice el ḥadīz qudsī: “No cesa el siervo de acercarse a Mí con los actos meritorios hasta que lo amo, y cuando lo amo Yo soy el oído con que escucha, la vista con que ve, la mano con que aferra y los pies con que camina”.].

2. “Los corazones son brocales: ora circunvalan el Trono [Divino], ora contornean la letrina”.

3. “En la libertad está la completitud de la servidumbre, y en la realización de la servidumbre reside la completitud de la libertad.

4. “No se consuma la unión de los opuestos ni en la religión (dīn) ni en el mundo”.

5. “La paciencia es la provisión de los esforzados, mientras que la complacencia es la jerarquía de los gnósticos”.








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6. “Quien es paciente en su paciencia, ése es el verdadero paciente, no quien tiene paciencia y se queja”.

7. “Quien sirve a los pobres (fuqarā’) es honrado con tres cosas: la humildad, la buena conducta espiritual (‘adab) y la generosidad del alma”.

(...)

10. “La verdadera gnosis (macrifat) es amarLo con el corazón, recordarLo con la lengua, y no aspirar a otra cosa que a Él”.

11. “Los corazones son como vasijas, si se los llena con la verdad, se manifiesta un incremento de sus luces en los miembros, pero si se los repleta de falsedad y vanidad, son las tinieblas las que se proyectan en las extremidades”.

12. Un hombre le pidió a Aḥmad ibn Jaḍrawayh: “¡Aconséjame!”, y éste le dijo: “Mata a tu alma para darle vida”.










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‘adab (conducta, cortesía espiritual [buena] educación, urbanidad): Es la conducta correcta que proviene de la educación espiritual y que debe seguirse en cada situación. Hay manuales en el sufismo donde se compilan las reglas de ‘adab que debe respetar el aspirante (faqīr, murīd), tanto en relación con sus hermanos como con su maestro, así interior como exteriormente. El modelo de la mejor conducta es el Profeta. Es tal la importancia del ‘adab que algunos han resumido en él todo el sufismo.

dīkr (recuerdo [de Dios]): Por un lado es tener siempre presente a Dios en toda circunstancia, y por otro designa la práctica central de los sufíes, el ‘recuerdo de Dios’, consistente en la repetición incesante de algunos de los Nombres Divinos, o de ciertas jaculatorias.

dīn (fe, religión, modo de vida): significa todo el compromiso vital que la fe involucra, es creencia y actos, o sea modo de vida.

futūwat (caballerosidad espiritual, generosidad y valentía): Esta palabra designa a toda una corriente dentro del sufismo que deriva su nombre de las cualidades del joven caballero: generosidad, valentía, sinceridad.

fuqarā’ / faqīr (pobre, el aspirante espiritual): La pobreza, en el sentido de ser concientes de nuestra absoluta indigencia, es uno de los pilares de la vida espiritual y una virtud esencial en el aspirante. La pobreza no significa una carencia de recursos, sino que es una actitud existencial (según el dicho ‘El renunciante no es el que no posee nada, sino el que no es poseído por nada’).

gaflat (distracción, descuido, error involuntario): Es uno de los grandes impedimentos porque está en contra del estado constante del recuerdo (dīkr), vigilancia de sí (murāqabat) y presencia.

macrifat (gnosis, conocimiento profundo, sabiduría): Es el conocimiento de uno mismo (de nuestra realidad o ḥaqīqat) y por ende el verdadero conocimiento de Dios, en el sentido del dicho profético: “Quien se conoce a sí mismo conoce a su Señor”.

murāqabat (vigilancia de los propios actos e intenciones): significa estar constantemente atento y vigilante de los estados e intenciones del alma.

sunnat (costumbre y conducta del Mensajero de Dios): este es un término básico del Islam que alude a la conducta o costumbre profética contenida en millares de traducciones que han sido compiladas en las colecciones canónicas. El Profeta es el modelo del ‘hombre perfecto’ en virtud del dicho coránico: “Tenéis en el Mensajero de Dios un perfecto y bello ejemplo” (33:21). Por otra parte el Profeta es el ‘Amado de Dios’, e imitándolo se obtiene amor divino.