lunes, 20 de julio de 2009

CUADRADOS






Tal como aparece en TODO Y NADA DE TODO -Selección de textos del neoplatonismo latino medieval- (Ed. Winograd, 2007) copio, de Ezequiel Ludueña, la traducción de la epístola A Gayo, monje, del pseudo Dionisio Areopagita (siglos V y VI), en base a su traducción latina, por Escoto Erigúgena (siglo IX).
Además, copio un fragmento de los someros comentarios que hace previamente Ezequiel Ludueña en los que trata aspectos técnicos de la Epístola y de la traducción de Eriúgena.







La Epístola I según la versio Dionysii de Eriúgena

(...)
La Epístola reúne en síntesis abrumadora los temas principales del corpus
Dionysiacum: las absolutas incognoscibilidad y trascendencia divinas, la posibilidad de entrar en contacto con ella, el método de la negación como modo de acceso a la Divinidad, el modo del saber teológico.

La Divinidad (
thearkhía) trasciende absolutamente el ámbito del ser. Existe por encima del ser, excediendo los límites a que se halla sujeto cualquier ser: "es sobreesencialmente" (est supersentialiter). Por esto, ningún nombre puede aplicársele en sentido estricto. Su realidad no puede ser conocida, pues todo conocimiento se aplica a un ser, mientras que Ella no puede ser contada como ser, pues trasciende todo ser: totalmente sobrepuesto por sobre el espíritu y la esencia" (super animum et essentiam supercollocatus universaliter). Ahora bien, aun cuando no haya conocimiento posible, sí hay posibilidad de contacto, de unión (hénosis, adunatio). Sin embargo, esta posibilidad sólo puede entenderse suponiendo la validez del principio de "lo semejante por lo semejante". Por ello, sólo puede aspirar a esta unión aquel que haya dejado atrás el nivel intelectual del ser y hasta el ser mismo. Sólo aquel que pueda separarse de estas dos realidades puede aspirar a un contacto con la Realidad: "la luz esconde a aquellos que poseen ón" (lux latet habentes "on"). Alcanzado este nivel de separación, nada puede entenderse ya -por eso: "si alguien, viendo a Dios, entiende lo que ve, Él no ha sido contemplado" (si quis uidens deum intellexit quod uidit non ipsum contemplatus est). Mientras la Divinidad es escrutada como un algo -aun cuando como un algo excelso-, se oculta.

Resulta interesante observar los términos elegidos por Eriúgena para traducir palabras griegas que, al momento de ser escritas, contaban ya con una tradición de, por lo menos, mil años.

Tomemos sólo tres ejemplos, no
-->ûs, ousía y el participio ón. En primer lugar, el sentido de no -->ûs, que tan alto papel desempeña en PLatón, Aristóteles, Plotino y Proclo, intenta ser transmitido con la palabra animus. De este modo se cambia radicalmente su significado puesto que la raíz de animus es la de anima: hace referencia a un principio vital. No -->ûs, en cambio, corresponde a un verbo intelectual de conocimiento.

El término ousía no necesita presentación. Participio femenino presente del verbo ser, son conocidos los problemas de traducción que implica, así como la solución de Cicerón: essentia. Pues bien, esta traducción, también seguida por el lejano discípulo de Cicerón, Agustín, es la que sigue el Irlandés. Hay que recalcar, sin embargo, que Eriúgena utiliza el término según su sentido original: el de ser derivado de esse.

Por último, y tal vez lo más importante, el vocablo ón. Eriúgena elige no traducirlo. Esta elección -o renuncia a la elección- da cuenta de la conciencia del Irlandés respecto de la inutilidad de toda posible traducción latina en este caso.

El del prefijo hyper constituye un caso aparte pues se trata no ya de un término tradicional sino de uno particular en Dionisio. Eriúgena opta por la literalidad más llana: super, conservando así la metáfora espacial: sobre, por sobre.







A Gayo, monje

Las tinieblas devienen oscuras por la luz, y más por mucha luz. Los saberes ocultan la ignorancia, y más muchos saberes. Entendiendo esto sobreeminentemente y no según una privación, constata sobreverdaderamente que la luz esconde a aquellos que poseen ón, y verdaderamente el saber según Dios es ignorancia y sus Tinieblas sobreubicadas no sólo son veladas por toda luz sino que incluso esconden todo saber. Y si alguien, viendo a Dios, entiende lo que ve, no ha sido contemplado Él, sino algo de lo que existe y es conocido a partir de Él. Ahora bien, Él -totalmente sobrepuesto por sobre el espíritu y la esencia- no sólo es sobreesencialmente sino que incluso es conocido por sobre el espíritu, al no conocer ni ver; y -según lo que es mejor- la misma perfectísima ignorancia es saber de Aquél por sobre todo lo conocido.









Parece haber una similitud conceptual muy fuerte entre el pensamiento de neoplatonistas como el pseudo Dionisio y autores orientales, como por ejemplo el taoista Lao Tse. Su Tao Te King empieza así:

Del Tao se puede hablar, pero no del Tao eterno.
Pueden nombrarse los nombres, pero no el Nombre eterno.
Como origen de cielo-y-tierra, no tiene nombre, pero, como "la Madre" de todas las cosas, se le puede nombrar.
Así pues, oculto desde siempre, hemos de contemplar su esencia interna.
Pero manifestándose continuamente, hemos de contemplar sus aspectos externos.
Los dos fluyen de la misma fuente, auqnue tengan nombres diferentes; y a ambos se les llama misterios.
El Misterio de los misterios es la Puerta de toda esencia.



Las similitudes conceptuales entre diferentes tradiciones místicas, de las cuales estos textos son una ilustración, nos dejan pensar en la posibilidad de una Philosophia Perennis, frase acuñada por Leibniz, para la cual "la cosa", según Huxley, "-la metafísica que reconoce una divina Realidad en el mundo de las cosas, vidas y mentes; la psicología que encuentra en el alma algo similar a la divina Realidad, o aun idéntico con ella; la ética que pone la última finalidad del hombre en el conocimiento de la Base inmanente y transendente de todo el ser-, la cosa es inmemorial y universal".

Ahora bien, me parece que es sencillo encontrar este Factor Común si se lo busca con una visión limitada, la misma que nos hace encontrar cuadrados a donde miremos cuando programamos nuestra mente para buscar cuadrados. Pero tal vez sea más interesante, y sobre todo más justo para con los autores y las tradiciones místicas que no siguen las directivas del racionalismo europeo, no medir a todos con el mismo criterio. Podríamos intentar evadir la comparación de un discurso místico con otro. Y si, reconociendo su inconmensurabilidad, aún quisiéramos ponerlos en contraste, podríamos reconocer, junto a un área privada a la que no tenemos acceso, ciertos signos susceptibles, de acuerdo a nuestra lectura, de ser leídos con un ánimo similar a aquél con el que leemos los signos de nuestra propia tradición. Esos pocos signos que podemos usurpar sólo valen sostenidos por las experiencias secretas que nunca somos capaces de sondear, discursivamente, del todo, y que se encuentran más allá del perímetro técnico del que, más o menos forzadamente, nos apropiamos.
Como la experiencia del misterio siempre se da más allá (antes y después) de las palabras, no veo manera de legitimar un argumento al respecto. Pero mi sospecha, basada sólo en mi experiencia personal, es que quizás, el núcleo impenetrable de cada tradición mística, no está forjado sólo de 'colores' con los que cada una de ellas 'tiñe', a su manera, una especie de experiencia universal. Quizás no haya 'colores' sino materia coloreada, o quizás los colores de cada uno actuén sobre una materia común, sí, pero no sólo para darle un 'tono' personal, sino interviniendo el fondo de su materialidad, su misma composición química, alterándola definitivamente. Y, en las inmediaciones de esta zona incomunicable, hay dos o tres signos sobre los que podemos ponernos de acuerdo, dos o tres momentos de explicitud extrema que nos sirven para poder vivir juntos mientras compartimos, con un reconocimiento feliz del misterio, una resignación demoledora o una intranquilidad ciega frante a los equívocos de la comunicación, experiencias inconmensurables.
¿Será un solipsismo puesto en riesgo en el amor (en el plano personal) y una identificación puesta en riesgo en el diálogo intercultural (en el plano social)? Y si fuera así, ¿podremos hacernos cargo de ese riesgo?






Cuadros de Antoni Tàpies